Los obispos de las diócesis de Santiago del Estero y de Añatuya, Vicente Bokalic, Enrique Martínez Ossola y José Luis Corral, compartieron el mensaje de Navidad para toda la comunidad santiagueña.
“El pueblo que habitaba en las tinieblas ha visto una gran luz”, Isaías 9,1-5. Como cada año para Navidad, queremos llegar a todos los hermanos y hermanas de Santiago del Estero con un mensaje renovado de esperanza. A pesar de recibir un bombardeo de noticias que nos afectan generando malestar e incertidumbre, queremos dejar resonar en el fondo de nuestros corazones una inmensa y alegre noticia. “Les traigo una buena noticia, una gran alegría: hoy les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” Lc. 2,10-11. Como Patria estamos viviendo momentos críticos donde muchos experimentan la angustia ante la situación de pobreza, alta inflación y recesión. Son tiempos que llaman a la solidaridad que genera y recrea la esperanza, “virtud de los tiempos difíciles”, como nos decía el nuevo Beato Cardenal Pironio.
La Navidad nos pone ante el Niños Jesús, “que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” 2 Cor. 8, un niño frágil en medio de la precariedad e inseguridad total. El Niño de Belén es la cercanía y ternura de Dios que viene a habitar en medio nuestro y asume nuestros gozos y esperanzas, nuestros dolores e inquietudes, para devolvernos la confianza y ahuyentar los miedos, para que encontremos en Él sentido y fuerzas para los desafíos cotidianos. “Digan a los que están desalentados: sean fuertes, no teman, nuestro Dios viene a salvarnos” Isaías 35, 4.
La Navidad es Dios que se acerca a nosotros, nos regala su gracia, misericordia, consuelo y ánimo. Dios conoce todo lo humano, se compadece y viene a salvarnos. Dios comparte nuestra vida, nuestras limitaciones, nuestros sufrimientos y fatigas, nunca estamos solos, porque Él camina con nosotros. Como dice San Pablo, “¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? …nada podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor”, Romanos 8, 35-39.
La Iglesia quiere ser signo de esta cercanía del Señor, invita a acortar distancias y a estar en salida hacia los hermanos que viven postrados por la desigualdad, tristes por la soledad y sin esperanza porque no encuentran el sentido de la vida.
Por ello Navidad es poner ante el pesebre nuestras pobrezas y vacíos para que el Señor Jesús los llene con su luz y vida. “Nos visitará el Sol naciente para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” Lucas 1, 78-79. La Navidad es dar espacio en mi vida a los demás, para que sientan y experimenten el amor de Dios. Es hacer lugar en mi casa, en mi mesa, en mi círculo a muchos otros para fortalecer la comunidad, sostener las fragilidades, cuidarnos de tantas inclemencias que nos trae este tiempo de prueba y de crisis. Podemos siempre regalarnos sonrisas, compañía, gestos de buen trato, tiempo para escucharnos, abrazos que sanan y palabras que levantan.
En cada Navidad, Dios sale a nuestro encuentro y nos llama a vivir con esa disposición; el aislamiento y el encierro en uno mismo y en los propios intereses no son el camino para devolver la esperanza y ser protagonistas de transformación. La cercanía, el diálogo, la reconciliación y la cultura del encuentro nos ayudan a superar los enfrentamientos, la indiferencia y toda forma de violencia.
Seamos discípulos misioneros de la Buena Nueva del Dios con nosotros, el que siempre está y es fiel, seamos cauce e instrumento de su acción para hacer visible su amor en actitudes y acciones concretas. Como dice nuestra beata santiagueña, Mama Antula que ya palpitamos jubilosos su pronta canonización “Andar hasta donde Dios no fuese conocido para hacerlo conocer”. Caminemos en creativa y audaz esperanza descubriendo con apertura la novedad de Dios y su invitación para estrechar lazos de unidad, comprometernos en proyectos comunes y alentar sueños compartidos de una patria mejor.
En esta Nochebuena y Navidad acogemos, con mirada contemplativa y corazón gozoso, el inmenso regalo del amor de Dios en la impotencia y debilidad del recién nacido. Pongámonos de rodillas como los pastores, cantemos con alegría como los ángeles, reunámonos como familia y como comunidad en torno a la mesa extendida.
¡Feliz navidad y bendecido año 2024!
Atte. Monseñor Vicente Bokalic,CM Monseñor Enrique Martínez Ossola, Monseñor José Luis Corral, SVD Obispo de Santiago del Estero, Obispo Auxiliar de Santiago del Estero.