Santa Rita, patrona de las causas imposibles es una de las santas más populares de la Iglesia Católica.
Descubrió después que sus dos hijos estaban pensando en vengar el asesinato del padre. Ella temía que pusieran sus deseos de acuerdo con la maliciosa costumbre de la venganza. Con un amor heroico por sus almas, ella le suplicó a Dios que se los llevara de esta vida antes de permitirles cometer este gran pecado. No mucho tiempo más tarde ambos murieron después de prepararse para encontrarse con Dios.
Sin su esposo e hijos, Santa Rita se entregó a la oración, penitencia y obras de caridad. Durante un tiempo ella se aplicó para ser admitida al Convento Agustiniano en Casia, pero no fue aceptada. Después de orarles a sus tres especiales santos patronos -San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino- milagrosamente entró al convento y le permitieron quedarse. Esto sucedió alrededor del año 1411.
Innumerables milagros tuvieron lugar a través de su intercesión, y la devoción hacia ella se extendió a lo largo y a lo ancho del mundo.
El cuerpo de Santa Rita fue conservado perfecto por varios siglos, y a veces despedía una fragancia dulce. En la ceremonia de beatificación, se elevó y abrió los ojos. Dios ha escuchado las oraciones de Santa Rita por otros en innumerables ocasiones, y ciertamente ella estará feliz de interceder una vez más, a nombre de aquellos que le ruegan ahora, para continuar percibiendo la verdad de su gran nombre.